Una Fe
inquebrantable
(Hebreos 11:23–29
& Daniel 3:16-25)
Por: Hno. Guillermo Palestina
Esto es la fe
verdadera, mantenerse tan seguro de Dios y del mundo invisible, con todo lo que
ello implica, de tal manera que esa realidad pueda llenar nuestro corazón de
energía y orientarnos para ponderar y
tomar las decisiones importantes de nuestra vida.
En el capítulo 3
de Daniel, tenemos la historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego, de los cuales el
texto bíblico nos da testimonio de este mismo tipo de fe que se observa en
Moisés. Al estar expuestos ante una situación decisiva en su vida, la fe de
estos tres jóvenes es realmente impresionante y digna de ejemplo para todo
creyente a través de los tiempos. Su declaración al decir: “No es necesario que
te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede
librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si
no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses” (Daniel 3:16b-18a). es una
actitud sorprendente para nuestros días, donde creyentes y ministros, en muchas
ocasiones, preferirían ser políticamente correctos para agradarse unos a otros,
antes que exponer la realidad de Dios y su verdad tan claramente, aun cuando
pueda resultar ofensiva para Nabucodonosor o para los que nos rodean. Ellos no
mostraron doblez ante la realidad del reinado de Dios en sus vidas, aun a pesar
de la presión de las circunstancias adversas.
Hoy en día, Dios
sigue llamándonos a la reflexión en este sentido, a ser creyentes con un
carácter más definido delante de Él, aunque implique perder cosas que puedan
ser importantes para nosotros, sea dinero, reconocimiento, fama, aceptación y demás
aspectos que muchas veces pueden trastocar la identidad de las personas de fe tibia.
Que Dios bendiga a
su Iglesia con una fe verdadera, que derive en una convicción inquebrantable
ante las adversidades del mundo cotidiano, aun a pesar del "qué dirán" de la
sociedad e incluso de la iglesia física que nos rodea. Pues hasta el día de hoy "Un cuarto esta con nosotros"! (Daniel 3:24-25)