El gozo del retorno.
(Lucas 15:8-10)
Por Hno. Guillermo Palestina
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende
la lámpara, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: “Gozaos conmigo, porque he
encontrado la dracma que había perdido.” Así os digo que hay gozo delante de
los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
En esta parábola observamos lo importante que es, para el evangelista
Lucas, resaltar la figura de la mujer en el ministerio de Jesús. En la
parábola, es una mujer quien protagoniza la historia.Vemos que ella cuenta con
una pequeña fortuna, de hecho, diez dracmas, de las cuales extravía una dentro
de su propia casa. Por tanto, con esmero, emprende la labor de mover, buscar,
barrer y hacer lo que sea necesario para hallarla, pues dicha pérdida es
importante para ella.
Sucede que, cuando la halla, y solo en ese momento, el gozo
experimentado es extraordinario, reconfortante y satisfactorio. Dicho retorno
brinda paz y da plenitud a todo el hogar, al grado de que es digno de
compartirse con los seres cercanos.
Esta alegría es la que se experimenta en el reino celestial cuando un
pecador retorna al camino de Dios. Vemos cómo Dios anhela y ama al pecador
arrepentido.
Este valor que Dios da al creyente convertido es el mismo que debemos
compartir unos con otros en las iglesias del Señor. Debemos valorar, como Él
valora, a nuestros hermanos que nos rodean y que nos acompañan en el camino.
Debemos concentrarnos en buscar este mismo gozo cuando experimentamos la
iglesia del Señor, cuando interactuamos con ella, cuando adoramos con ella,
cuando vivimos con ella, pues es de gran estima en el ceno del Padre.
Por otra parte, debemos concentrar nuestra atención en continuar
buscando al perdido, sabiendo que esta búsqueda, cuando da fruto en un creyente
que ha retornado a Cristo, genera gozo en el corazón del Señor y, de hecho, en
toda la corte celestial, así que es una labor que podemos realizar en la tierra,
pero que trasciende y conmueve directamente los ambitos celestes.